Tuesday, January 10, 2012

Leyenda

Por: Perro

No conocía de arte. Ni de nada. Ya no. Sólo en momentos de liviana lucidez alcanzaba a murmurar lo que fueran sus grandes hazañas. Hoy nadie lo recuerda, ni él recuerda a nadie. Ya no existe. No más. Recuerda vagamente que la matemática algún día fluyó de sus dedos y se hacía geometría y poesía y drama. Lloraba lágrimas de tinta con las que trazaba flores y maldiciones. Y las aplaudían, tanto los aludidos como los culpables.

El sombrero con olor a orina rancia y el saco roto se perdían conforme la brisa se llevaba las partículas secas que el sol consumía como el viento a los escombros de carbón. Una botella vacía de fino licor de pobres para pobres se desvanecía en el pavimento, quebrándose un poco menos que las ilusiones al caer.

Se recarga entre el borde de concreto y el vidrio del aparador y se limpia la comisura de los labios con la manga del saco. Pierde la mirada mientras recuerda un glorioso pasado lleno de reconocimiento, de amistades. Nunca supo cómo lo perdió. Nunca supo cómo se recuperó hasta ser un respetable nadie. Las suelas rotas dejan escapar un bouquet inconfundible a abandono, a hartazgo, a dolor. Sangre asoma por la mejilla derecha, no importa en lo más mínimo qué lo haya provocado. En su memoria late el llanto que le recuerda la maldición de estar muerto y vivo, vivo y muerto. Pero por fuera su cara es inerte y seca como la luna de cerca.

Me hallé frente al auténtico vagabundo. Sin cuerdas, sin cadenas, sin límites. Sin responsabilidades, sin obligaciones, sin firmas ni pactos ni acuerdos. Su realidad se encuentra sublimemente más allá de cualquier realidad mundana de quienes le rodeamos, de quienes le huyen, de quienes lo repudian. Su cama es el pavimento que ha matado a la tierra. Su cobija son las noticias que amargan y alegran al mundo. Las limosnas que limpian la conciencia de los necesitados de perdón son su riqueza. Se viste de los recuerdos de otros tiempos, de otras personas, de todo el mundo. Su existencia se burla de un sistema que lo marginó a la libertad absoluta. Nadie lo asalta, nadie lo secuestra, nadie lo viola, nadie lo molesta. El olvido lo exime de toda culpa. No padece de miedo, ni de enfermedades delicadas. Nadie le roba con impuestos, ni su voto, ni su pensión. No necesita ahorro, ni retiro, ni seguro de vida. Puede caerse muerto en cualquier parte del mundo y no preocuparse por dejar viudas, huérfanos, deudas. No paga por su funeral. Cabe preguntar, desde afuera y con objetividad, quién es la verdadera víctima.

Breve ensayo sobre la autenticidad electrónica

Por: Perro

Frecuentemente reniego sobre el origen de lo auténtico y las fronteras de la autenticidad con la falsedad. Pero cabe preguntarse, ¿Qué es lo verdaderamente auténtico? ¿Existe la autenticidad como propiedad inalienable e intransferible? Ya Stephen J. Gould había comentado sobre la eterna búsqueda de lo auténtico por parte de nuestra especie, pero por desgracia no vivió para contemplar el devenir de los acontecimientos que trajeron consigo el crecimiento y desarrollo de la red-del tamaño-del mundo. La autenticidad se esconde bajo una máscara construida por prejuicios, calificativos y expectativas; no deja de existir pero se opaca ante lo que la sociedad en la que vivimos espera de nosotros.

Pero esa máscara desaparece en el pseudoanonimato de la red: esa www ha logrado retirar ese maquillaje social y ofrece una ventana (o más bien un aparador) para la puesta en escena del verdadero yo. Las redes sociales, blogs y demás escaparates personales permiten que la gente muestre un lado más cercano a quien en realidad es, en tanto no hay una confrontación directa con sus interlocutores. La exposición en estos medios evitan la interacción directa y prácticamente instantánea que ofrece la charla o la ponencia, lo que brinda al responsable valiosos minutos/horas/días para pensar antes de responder. Incluso los chats en línea, o la mensajería instantánea, brindan una ventaja de tiempo entre una y otra idea que la plática uno a uno o el teléfono demandan inmediatamente. Pero es esa ventaja de tiempo la que nos ha llenado de lastres mentales que nos hacen cada vez menos ágiles, cada vez más llenos de pretextos, de mentiras, de ajustes a la verdad; cada vez menos congruentes. El no confrontar cara a cara a la contraparte de nuestro diálogo nos hace débiles, calculadores, la conversación se vuelve un ajedrez a distancia en el que la respuesta a nuestro movimiento puede ser consultada o completada en otras cabezas antes de llegar a su destino.

Al mismo tiempo, las acciones en la red muestran los gustos más profundos, las simpatías por situaciones estéticas, ideológicas, económicas, políticas y de otra índole que de otra manera pasan desapercibidas en tanto superfluas. Se busca la aprobación de la mayor cantidad de personas por cada una de nuestras “acciones”. Y se condena cada situación que no es aprobada por nuestra supuesta ideología profundamente, tan profundo como se puede por medio de palabras. Cualquiera es analista político, artista, crítico, cinéfilo, con sólo mostrar su unión al grupo de seguidores de un determinado tema o su antipatía con respecto a otros grupos. Poseer un sitio en la red se ha convertido en una plataforma para el lanzamiento al espacio cibernético de un cúmulo de posts y comentarios que buscan agradar a un alguien, cercano o lejano, con los fines más extravagantes: desde el “enamoramiento” de una contraparte hasta el agregue de una persona considerada como notable. Las acciones se encaminan a mostrar al individuo como un producto deseable, óptimo, disponible y receptivo; permite y promueve el coqueteo y el halago indirecto en espera de una respuesta, de cualquier tipo. Lo antes reservado para la amistad cercana ahora es dominio público y se somete a la competencia con otras vidas otrora privadas en una batalla por comparar quién tiene más: más amigos, más seguidores, más likes, más fotos, más viajes, más situaciones (agradables o desagradables), más actividad en línea. La dependencia de publicar a la vista de todos cualquier acción que se realice ha alcanzado niveles ridículos y ha hecho pensar que el mundo está tan al pendiente de nuestras acciones que debemos señalar qué hicimos, en dónde y con quién; hacer notar ese viaje a lugares extravagantes o la asistencia a ese acontecimiento social exclusivo o altamente demandado. Incluso en el momento mismo de la vivencia, el ferviente deseo de presumir bajo el falso argumento de compartir supedita la experiencia a la existencia de la posibilidad de subir algo que haga saber lo que estamos haciendo en ese momento, incluso en detrimento del momento vivido. Como ya mencionaba Elvira Lindo, en un artículo de El País (“No me quieras tanto”, El País, domingo 02 de octubre de 2011), es esa misma gente que anhelaba tanto vernos la que desprecia ese tiempo “valioso” con nosotros a favor del espacio-temporal virtual. Miles de millones de mensajes, avisos, correos electrónicos interrumpen diariamente cenas, conciertos, clases, reuniones, cursos, conferencias y citas en todo lugar donde una red esté disponible. Esa búsqueda de la autenticidad tan anhelada ha degenerado en una acusada necesidad de pertenencia y aceptación.

Pero, a final de cuentas, estas necesidades son auténticas. En un mundo globalizado, donde el tiempo laboral, las distancias físicas y experienciales en las relaciones humanas han aumentado desproporcionadamente y cada día es más necesario recurrir a las estrategias cibernéticas para intentar permanecer en contacto con los otros que alguna vez formaron parte de nuestra vida en el círculo cercano de personas con que nos relacionamos. No todo es reprobable en las comunidades virtuales, si bien al ser extensiones de la capacidad intelectual humana también poseen vicios. Por el precio de un acceso a la red, disponemos de un nicho desde el cual se puede compartir una noticia con una velocidad nunca antes experimentada por las ciencias de la información. Consultas y apoyo a movimientos sociales se pueden realizar desde una computadora, teléfono celular u otro adminículo de ciber-navegación. Recabar firmas de simpatía nunca fue tan sencillo como lo es ahora. Incluso estas tecnologías han permitido explotar el humor gráfico, la noticia fotoperiodística y la geografía como nunca antes. Sin embargo, estas acciones también brindan desarrollo de nuevas formas de crímenes: fraude electrónico, planeación de secuestros, embaucamiento, terrorismo y expresión de odio e intolerancia se han abierto paso a través del uso de la información que confiamos en e-Big Brother. El empleo de datos depositados en la red no se limita a grupos al margen de la ley, sino de la ley misma. No es sólo lo que escribimos o subimos a internet lo que dejamos como rastro de nuestra existencia: páginas visitadas, acciones bursátiles o comerciales, consultas, charlas que pensamos privadas, cotizaciones, vuelos, reservaciones y demás registros electrónicos sirven para rastrearnos. El antes llamado anonimato no es tal, por más que así lo deseemos creer. No somos diferentes ni dejamos de ser quien realmente somos por unos cuantos bytes más o unos cuantos bytes menos: la fama sigue siendo fama y el desapercibimiento sigue siendo desapercibimiento en ese lugar inmenso que físicamente no existe.

Es, por tanto, la red electrónica una extensión humana de las relaciones personales que ha aumentado nuestro número de relaciones posibles del hipotético número de 70-120 (de acuerdo con Hernando A. y colaboradores, 2009) que nos provee nuestra biología a más de 300 (promedio), y al mismo tiempo, es la computadora desde la cual accionamos una extensión de nosotros mismos. De muchos de los contactos que poseemos en nuestras listas no conocemos su voz, o en ocasiones, ni siquiera su apariencia física.

No pretendo desde esta cómoda posición condenar u ofender el uso de la red con mi pluma virtual, sino mostrar algunos aspectos que por momentos nos parecen lo suficientemente irrelevantes como para ser considerados dentro de la realidad de la vida cibernética. No es este espacio un reclamo indirecto a la experiencia cibernáutica pues a final de cuenta, su existencia es parte de la misma. Es la intención de hacer notar la pérdida de la congruencia y la falta de aceptación de uno mismo en función del otro. La red es una carretera que todos transitamos pero que a todos nos conduce a diferentes destinos. Activismo político, mercadotecnia, crítica a los modelos socioeconómicos, páginas de modelos estéticos, figuras públicas, fotos privadas, chantajes, reclamos y buenos deseos coexisten todos a escasos links de distancia, No es que se descubra o se ponga en manifiesto una característica nunca antes vista de la especie humana, sino que ésta ha encontrado un nuevo lugar en dónde hacer patentes sus características notables: la competencia, el gregarismo, la confrontación de lo adverso, el empleo de la ventaja, el engaño y el consumismo. Y me cuestiono a mí mismo: ¿Por qué colocar este texto a la vista de la opinión pública? ¿Por qué criticar el vehículo en el que yo mismo me transporto? Tal vez sea la misma necesidad de ser leído, criticado, aprobado o destruido. De que la palabra no sea estéril y llegue a causar polémica, respuesta, empatía o desasosiego al lector. Tal vez lo agobie o lo reconforte. Si este texto no es leído, compartido, posteado, criticado y destruido, posiblemente no habrá cumplido con su objetivo.

Sunday, June 12, 2011

Las noches de tu partida

Por: Perro

Por fortuna, la noche en que te fuiste es irrepetible. La luna, visible en una noche clara como pocas veces, parecía gozar con tu huída y se volvió cómplice de tu partida iluminando los últimos trazos de tus pasos hacia el olvido.
El silencio reinaba cuando el reloj marcaba diez minutos después de la una de la mañana. Ese silencio que taladra el cerebro y crea un agujero que, conforme amaina la lluvia de sentimientos, hace que fluyan al exterior preguntas incómodas que seguramente pronto callarán: ¿por qué? ¿en qué momento…? ¿y sí…? ¿volverá? ¿volveré?...

El olor a hierba recién podada mezclado con aroma a tierra húmeda se cuela por la ventana abierta que deja entrar la fresca madrugada. La luz tenue del foco incandescente proyecta sombras de cosas conocidas en la pared: el cable empleado para secar la ropa, con dos o tres camisetas colgadas aún; un poster a medio pegar, doblada su esquina, se balancea por la entrada de la brisa, una planta un poco seca también es objeto del golpe por el débil rayo de luz… un conjunto que armoniza entre sí dentro del caos cotidiano de esa habitación que tantas veces nos vio amanecer, y tantas otras nos vio dormir.

Pedazos de vidrio roto se esparcen en el suelo, junto a la ropa sucia, junto a esos tenis viejos que alguna vez decidiste dar en adopción a mi habitación, polvo acumulado por semanas, revistas y libros con marcas del tiempo, corcholatas y latas de cerveza aplastadas. A lo lejos sólo se escucha la marcha de uno o dos automóviles. Entre el ruido especulo si ese sonido que se acerca, esos tacones nocturnos, serán los tuyos, que cargan a cuestas el arrepentimiento mutuo por lo ocurrido. Imagino la escena: abro la puerta, entras, un abrazo, recogemos un poco y nos dormimos abrazados; mañana arreglaremos las cosas con una plática en algún café como solemos hacerlo.

Pero tú no vuelves. El reloj marca las tres de la mañana y con ello ambiciono se cumpla la sentencia y demonios entren por las ventanas, por la puerta del baño, por el boquete de la esquina, por las coladeras, y llenen este vacío que siento por tu ausencia. Demonios de los errores de ayer, demonios que nacieron esta noche y demonios que nuestra boca haya de parir al quedar al descubierto nuestras diferencias y nuestra poca capacidad de conciliación. Pero no. Sólo se cuela la afonía helada que cubre con su manto la habitación y parece perpetuar cada objeto hasta la eternidad en esa posición. Inhalo profundo y la angustia se cuela por entre los bronquios hasta alcanzar las venas y congela mi cerebro: el amargo sabor de tu partida se filtra hasta el fondo de los ojos y los irrita, lo que provoca el llanto.

Suena a lo lejos una campanada. Luego otra. Puedo ver por la ventana que el amanecer se aproxima sin ti, la gente comienza otro día y no estás tú. La vida siguió después de la pausa de anoche y yo veo como poco a poco el sol hace su rutina diaria, y suceden los gritos de los niños, y las bocinas de los carros, y el repartidor de agua embotellada, y las motocicletas, y el perro ladra y se calla y vuelve a ladrar, los olores de la fonda cercana a la casa, y luego el jabón con cloro, y luego el silencio, es noche otra vez.

La luna, visible en una noche clara como pocas veces ilumina unas nubes que se retrasaron y parten hacia el horizonte calmadamente. El silencio reina cuando el reloj marca diez minutos después de la una de la mañana. El olor a hierba recién podada mezclado con aroma a tierra húmeda se cuela por la ventana abierta que deja entrar la fresca madrugada. Los mismos objetos en las mismas posiciones, sólo que con más polvo. A lo lejos sólo se escucha la marcha de uno o dos automóviles.

La maldición de tu ausencia se hace presente: cada noche es tan macabramente parecida a la anterior. Por desgracia, la noche en que te fuiste se repetirá hasta el final de mis tiempos.

Wednesday, January 12, 2011

Instantáneas, I

Por: Perro

***      ***

Dentro, el despliegue de The Wall, Roger Waters interpretando. Fuera del recinto, una multitud proveniente de distintos sectores de una sociedad demacrada y asaltada por sus propios gobernantes trata de entrar para vivir un poco de este suspiro contra el sistema. Al grito de “¡portazo!”, tratan de derribar una valla metálica. Golpes, CO2 de los extinguidores, tubos, patadas, sillas. Sangre en las caras de los no-asistentes. Waters critica al sistema represor desde sus letras. Ese sistema de corte capitalista que puso el precio elevado en las entradas de su concierto, que a la postre desataría una pelea por los boletos, en taquilla, en reventa y en las puertas. Saña en quienes portan el gafete de autoridad. Y nadie pudo derribar la valla.


***      ***

Ser revolucionario no es no usar ropa de marca, no es privarse de conciertos, de espectáculos; no significa ser pobre o dejar de lado su dinero. Revolucionario no es llevar una estampa del Che, o frases en el mensaje personal del Messenger. Una actitud revolucionaria no es unirse a una guerrilla. Ni consumir sustancias prohibidas, comprar piratería, vivir al margen del sistema. No significa no volver a probar refresco, no consumir comida chatarra rápida, no ver la televisión. Ése es el revolucionario pasivo que al sistema le conviene que exista. El revolucionario que se planta con una pose y su ideal es un slogan publicitario. Estos autodenominados revolucionarios no son más que esperanzas mesiánicas para un puñado de gente que prefiere pensar que pensando se cambia el mundo. Ser revolucionario es actuar congruente con lo que se piensa, y pensar que las cosas pueden y deben ser mejores de cómo son ahora, para todos. Y hacer algo al respecto.


***       ***

El reto de la hoja en blanco es semejante al reto del camino no comenzado. Ambos se extienden ante nuestros ojos, vacíos, y nos retan a caminar/escribir. Y lo hemos hecho antes. Es sólo que no sabemos cómo llenar con nuestros pasos/letras esas carreteras/líneas. No escribo para nadie en particular, como no camino para alguien en especial. Da lo mismo escribir de una rosa que de la masturbación; al final, alguien se ofenderá. Da igual caminar por la acera que por los carriles, a alguien le estorbaremos/alguien nos estorbará. Para qué estropear la prosa con peticiones inútiles que terminarán siendo aborrecidas por alguien más. Si he de ser odiado, al menos que sea sincero mi trazo/paso.


***       ***

¿Qué pasa cuando, tras una partida de ajedrez, quedan los dos reyes solos? ¿Qué ocurre cuando los peones han sido abatidos, los alfiles han sucumbido, no hay más caballos, ni torres, y las reinas se han marchado? Los dos reyes solos no pueden hacerse daño. A esto es a lo que yo llamo diplomacia. Sin ejército de por medio, la excusa resulta perfecta. Cualquier semejanza con la realidad es macabra coincidencia.

Thursday, November 04, 2010

Lluvia de noviembre

Por: Perro

Escogiste una tarde de lo más sencilla para partir y sin embargo, una lluvia a destiempo con un sol de atardecer primaveral, te dieron la despedida. No hay mucho que las palabras puedan decir, escritas o habladas. Me enseñaste la tranquilidad, cosa que yo desconocía. Me escuchaste cuando nadie más lo hizo y me acompañaste tanto tiempo en mis desvelos. Nunca reclamaste nada, aunque recuerdo que pedías mucho, a veces. Compartíamos gustos culinarios –prácticamente cualquier platillo era bienvenido en el hocico de los dos- e inclusive la cerveza.

Crecimos juntos en muchos aspectos, y contigo aprendí a ser un perro, a disfrutar de los olores, a perseguir sonidos, a dormir dónde y cómo sea, a tirarme al sol, a querer sencillamente por querer, a restregarme en el pasto. Pero quedaron muchas cosas que nunca pude imitar de ti. No tengo tu paciencia, tu fuerza, tu persistencia. No se reconfortar con la presencia como lo hacías tú, ni puedo actuar sencillo, ni soltar todo lo que tengo dentro con un solo ladrido.

Hoy decidiste que ya no habría más lucha, ni más dolor. Esperaste a que llegara para comunicarme tu partida y me diste la oportunidad de compartir contigo tus últimos momentos en este plano existencial.

Ma cualli ohtli, nicniuhtzin. Regresas a las estrellas de donde todos venimos y a donde todos terminaremos algún día. Dejas un vacío que nada llenará, dejas un recuerdo que siempre perdurará y dejas un camino a mi lado que nadie más caminará.

Gracias por todo.

’cause nothing lasts forever, even cold November rain…

Friday, October 29, 2010

Epílogo (100 000 años después)

Por: Perro

Tanto tiempo, tantas batallas, enfermedades, tantos trayectos. Nos quedamos con el fuego, con la tierra, con la vida, el dolor y con la muerte. Salimos del ruido y conocimos el silencio.

Cambiamos la libertad de no poseer nada al hambre de poder, a la contradicción de tener más para comprar más para hacer más para tener más… y llenar con materia los vacíos internos.

Y caímos en cuenta demasiado tarde de que no éramos centro ni del universo, ni del sistema solar, ni del planeta, ni cumbre de nada. Unos colonizaron y otros lo padecieron. Y lo siguen haciendo, los unos y los otros.

Se perdió la noción de día y noche. La noción de dentro y fuera. Cayeron las identidades y de pronto nos encontramos trabajando para satisfacer la demanda creada por el sistema que nos impuso necesidad de demandar. Todo para que el mundo funcione para unos cuantos.

Debí haber trabajado menos, analizado menos, vivido más. Debí haber confiado más, criticado menos, llorado menos. Viajado más, llegado más lejos, dormido menos. Ser más congruente, tener menos miedo, quejarme menos. Debí haber muerto más veces. Y nacido más de una. Arriesgado más, caminado más, protegerme menos. Haber vivido más amaneceres y contemplado más atardeceres. Olvidado más para extrañar menos. Escuchado más y cuestionado menos, pero aprendido más. Debí haber leído más y escrito menos.

Lástima que todo se aprende sólo después del final.

Nadie lo planea

Por: Perro

Un día piensas en una persona y no vuelves a dejar de pensar en ella toda la vida. Los eventos diarios, las tardes lluviosas, el pan con café, esa cotidianeidad de todos los días que nunca son iguales, se vuelven magia. No hay inicios ni finales escritos. Ni andares tampoco. Amar no es ceder lo que queremos, sino ceder lo que no podemos. Dedicar lo valioso para el otro, no para uno mismo. No es esperar a ser rescatado, ni salvado. Amar es complicidad. Es un viaje asintótico hacia una utopía sin destinos. Es la delicia de los detalles efímeros que perduran eternamente en la memoria de sus actores. No es el reto, ni el producto, es el trayecto. No es el beso, sino añorar los labios que lo dieron. Es la autenticidad de la puesta en escena ante el otro y que el mundo, espectador o no, no exista.

También es dejar ir cuando se precisa, esperar el regreso o al menos la despedida. Es aceptar que si erramos, es porque estamos vivos. Es decidir enamorarse de los desaciertos en el entendido de no querer extrañarlos. Es enfrentar la vida y regresar de las batallas diarias al refugio que se provoca en el abrazo. Es atreverse a hacer frente a miedos, a incertidumbre, a perdonar. Y es procurar no lastimar, con la conciencia de que el desconocimiento de la mente del otro puede hacer que a veces lo hagamos. Love bites

Thursday, October 21, 2010

La cápsula del tiempo

Por: Perro

Hace unas semanas, el representante (constitucional –jajaja debe ser constitucional robar- dicen) del gobierno federal, orgullosamente enterró (lo que mejor sabe hacer) una cápsula del tiempo para que el mexicano del futuro (quien quiera que ése sea –en caso de que exista-) pueda ver cómo era el país en estos momentos.

Si, haciendo uso de la ficción, hubiera hecho usufructo de la evidencia objetiva y el status real del país, esto es lo que encontraría el desdichado ser producto de nuestros errores y crasos aciertos:

• Cabezas de servidores menores del narcotráfico
• Armas manchadas de sangre inocente
• Promesas electorales jamás cumplidas
• Mensajes de Twitter acusando lo aburrido que es ser servidor público
• Declaraciones de los encargados de las comisiones de la Cámara de Diputados sobre los dialectos de otros países cuando ni siquiera entienden la importancia de la pluralidad en su propio país
• Un panfleto propagandístico con una candidatura armada desde las oficinas de uno de los integrantes del duopolio televisivo que mantiene a la masa poblacional absorta, no participativa y en una calma comatosa
• La despedida al Jefe Diego
• Una fotografía de Salinas, el cardenal Rivera, la maestra Elba Esther, y otros monstruos que la sociedad mexicana en su letargo ha decidido engendrar y dejar vivir
• Un video de la selección mexicana de futbol
• Volantes del Teletón con la cara de algún niño cuya situación desafortunada es la imagen perfecta para explotar la buena voluntad de aquellos que quieran limpiar sus pecados donando parte del dinero que no poseen a una causa que incrementa la brecha entre los que no tienen y los que quieren más
• CDs piratas con música representativa de la nación: reggaetón, Paulina Rubio, Arjona, Luis Miguel, RBD, Sin Bandera…
• Grabaciones con los grandes filósofos y literatos que aclama nuestra sociedad: Toño Esquinca, Mariano Osorio, el Panda, Adal Ramones, Omar Chaparro, Yordi Rosado; y críticos y sagaces periodistas: Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola, Javier Alatorre, Pedro Ferriz de Con, y la talentosa Adela Micha, entre otros más
• DVDs con los estrenos que apenas iban a cartelera antes de que enterraran la cápsula
• Billetes adornados con personajes importantes de la historia del país, que pocos conocen, y no sólo por la falta de éstos en la economía habitual del mexicano, sino por su carencia de interés en la historia
• La portada de algún diario con titulares que aclaman la violencia, a la mujer más bella del mundo, al hombre más rico del mundo, al imbécil más grande y pequeño del mundo –al mismo tiempo- y a los servidores públicos más descarados, incompetentes, desidiosos, faltos de compromiso y minimentales del planeta
• Presos políticos y desaparecidos, para que cuando los encuentren dentro de muchos años, se reconozca la labor del gobierno que tuvo el acierto de preservarlos como parte de una historia desastrosa, nuestra historia.

Saturday, September 18, 2010

Tú estorbas

Por: Perro

Tú, que crees que en el bicentenario se festeja libertad, que crees en una revolución consumada a principios del siglo pasado, en un cambio a una democracia después del 2000, estorbas.

Tú, que te quejas del tarjetón y lo compras pirata, que pagas lugares extra en las filas, que rompes con el orden para hacer tu voluntad; que arremetes, burlas y escapas a las reglas, que compras en reventa porque los revendedores acabaron con los boletos, que te quejas de lo caro de la entrada al cine, de los DVDs y de los CDs, y los compras piratas, que te quejas de los permisos de importación y de lo cara de la mercancía importada y la compras de fayuca, imitación o robada, que te ufanas de evadir los impuestos, estorbas.

Tú, que criticas con malsana doble moral las costumbres que no entiendes, las acciones que no concibes, los gustos que no compartes, que envidias, estorbas.

Tú, que dices apoyar fervientemente causas ajenas a tu comprensión por moda, pseudo hippie, pseudo filósofo, pseudo activista, pseudo cristiano, y cuando das la vuelta, cuando nadie te ve, en lo recóndito de tu escondite, te revuelcas en la mierda de la que tanto respingas en compañía, estorbas.

Tú, que apoyas el que “México ya merece un presidente guapo” para justificar tu voto por Peña Nieto; tú, neoliberal de pacotilla, esbirro de la banca, que aplaudes impertinentemente las decisiones del ejecutivo (sí, con minúsculas, tan minúsculas como la talla -política, intelectual, física- de su representante); tú, que crees que la respuesta está en culpar al gobierno y esperar pacientemente seis años a que todo cambie; tú, que condenas al estado pero obedeces ciegamente a la empresa eclesiástica, estorbas.

Tú, microbusero imbécil, taxista irresponsable, policía de tránsito corrupto, machista, médico sin ética,  profesor sin vocación, misógino, delegado invisible, dirigente títere, secretaria inepta, reggaetonero irrespetuoso, sacerdote promiscuo, mecánico aventajado, gerente micromental, motivador sin escrúpulos, cadenero de antro, actor soez, esclavo de los noticieros y las telenovelas, devorador de televisa y tv azteca, consumidor de maseca, cocacola y sabritas, estafador violento, abogado alevoso, político de campaña, jefe incompetente, tú estorbas.

Tú, que robas el esfuerzo de alguien más y presumes de ello, que asaltas, que obtienes sexo a fuerza de violencia, que abusas del desvalido, que actúas fuera de la ley, que usas tu poder para tu beneficio, que lucras con las necesidades más humanas, que engañas; que golpeas mujeres, niños, animales, para sentirte superior y desahogado, maldito frustrado; que sobornas; que mandas matar, golpear o detener; que violas, golpeas, asesinas, traficas personas, bienes, animales, cadáveres, órganos, sexo; tú estorbas.

Estorbas tanto… casi tanto como yo y mis palabras ebrias.

Thursday, July 29, 2010

Absolutamente necesario

Por: Perro

Abolir el nacionalismo villamelón
Boicotear los intentos de privatizar lo que constitucionalmente es del pueblo
Sabotear la propaganda a favor de una cultura del miedo
Obstaculizar el desarrollo de proyectos que únicamente beneficien a transnacionales
Luchar por educar
Unir fuerzas en momentos de crisis pero más aún, en momentos de no crisis
Terminar los tratados internacionales que no convengan a nuestro desarrollo
Abstenernos del consumismo desmedido
Mantener relaciones con Latinoamérica
Exigir resultados
No quedarse estancado en la “información” que se vende por televisión
Transmitir el valor de nuestra cultura prehispánica
Enjuiciar a la clase política que nos ha llevado al fracaso

No promover la ilegalidad
Escuchar las demandas de los pueblos indígenas
Cazar al fraude
Explorar nuevos horizontes energéticos, económicos, turísticos, académicos…
Sabernos libres
Autocrítica
Reestructurar el sistema educativo del país
Inventar un nuevo orden social
O seguir muriendo como hasta ahora

Tiempo, relativo tiempo (Depende)

Por: Perro


Eran las 8:30 y ya son las 11:30 (tú, yo, las sábanas y que el mundo gire)
Eran las 20:00 y ya son las 02:00 (la conversación, el aire fresco, los nervios de los primeros ensayos)
Eran las 18:30 y apenas son las 18:34 (la espera)
Eran las 10:00 y ya son las 10:14 (tarde a clase)


Era lunes y ya es lunes (y ya te vas)
Era viernes y ya es lunes (otra semana sin ti)
Era viernes y ya es domingo (de farra)
Era lunes y ya es miércoles (los pendientes)
Era domingo y apenas es lunes (en vigilia para verte de nuevo)
Era lunes y sigue siendo lunes (y las instrucciones a seguir)


Era 03 y ya es 30 (los pagos, los plazos)
Era 31 y ya es 12 (¡ya se acabó el sueldo!)


Era enero y ya es diciembre (el pasar de los años, y los logros y los asombros y las tristezas y las ausencias y los fracasos)
Era abril y ya es julio (el sueño)
Era junio y ya es junio (¡pasó el año!)
Era julio y sigue siendo julio (los caminos, tangentes)
Era noviembre y ya es agosto (de un lado a otro)


Era otoño y ya es invierno (y el frío)
Era primavera y ya es invierno (todo inicio es fin, es inicio)
Es verano y sigue siendo verano (y sigue el mismo barco)


Era 2001 y ya es 2010 (y pasan los años y las generaciones y al mismo tiempo no pasa nada)
Era 1999 y ya es 2009 (tantas mutaciones)
Era 1980 y ya es 2000 (¿se acabó el siglo?)
Era 1968 y ya es 2008 (y seguimos empeorando)
Era 1810, y luego 1910 y ahora 2010 (y el cambio sigue en espera)
Era 1810 y ya es 2010 (cambio de dependencia)
Era 1934 y ya es 1994 (de una promesa a un fracaso)
Era 2010 y sigue siendo 2010 (arriba, abajo…)
Era 0 y ya van miles…

Hace 100 000 años y ahora: ¿Qué no ha cambiado? Los mismos continentes han seguido los pasos de nuestra especie empecinada en saber segundos y horas y días y años… en tratar de cazar al tiempo, de domar el paso de los segundos, horas, días, meses, años... y ¿de qué ha servido? El afán de permanencia sólo nos ha atado permanentemente a arrastrar medidas que no entendemos, que no precisamos y que se forjaron en una estructura necesaria pero hasta cierto punto determinista.

Cartas a Vianney. Vol. I

Por: Perro


c. 1874


Querida Vianney:



Dos días después de mi partida, te escribo con la esperanza de volverte a ver a mi regreso. Meses hace ya que no te veo. Hoy te confieso, acaso animado por esa separación: sí, algún tiempo estuve enamorado de ti. Pero era más el miedo de un “no” que la esperanza de un “sí” lo que albergaba mi corazón.

No importa, ahora mi amor le pertenece a alguien más. La conocí una tarde calurosa que, movido por no sé qué razón, le acepté unos tragos al destino.

El crepúsculo selló nuestras miradas y una luna ebria fue testigo del pacto que acordaran nuestros besos.

Pensaba que sería todo (en verdad me agrada la chica). Pero apenas un par de días después la topé de nuevo cerca de la librería del pueblo. Lucía absolutamente hermosa. Me ofrecí a escoltarla en su carruaje hasta la hacienda que hace las veces su vivienda. Renuente al principio, terminó por acceder y me dio permiso de compartir otro atardecer.

¡Oh, Vianney! ¡Si fuera posible acaso plasmar en estas líneas tan groseras que escribo las sensaciones que prosiguieron! Al despedirnos, el roce con su mejilla y su aliento a yerbabuena fueron implacables. Fue menester sucumbir a sus brazos. Y sus labios. Jamás olvidaré ese momento de total entrega a la pasión. Lentamente nos alejamos y mientras cruzaba los jardines hacia sus aposentos, yo me retiraba por el polvoroso sendero, aún maravillado por tan frágil encuentro.

He de decirte, Vianney querida, no sin miedo pero muy felizmente, que me encuentro en situación de amor. Sólo espero no equivocarme.

He partido por encargo de un General a tierras lejanas. No la veré por espacio de unas semanas. Ni a ti, mi confesora predilecta. Envío esta carta en un convoy de regreso al pueblo, sin saber si será entregada, leída o contestada. Al menos, pensada.

La chica tiene un nombre extraño, dulce, sonoro. No tiene sentido escribirlo, pues está en alguna lengua extranjera.

Seguro la ubicas. Ve por ella, que no le falte nada. Sólo busca a la más bella de la librería. Tú me decías que había más mujeres en el mundo que botellas en aquella cantina que una vez nos vio dialogar. Te digo en verdad que no quiero saber de más botellas, ni cantinas. Encontré el más dulce licor en sus labios y embriagó mi vida con su mirada.


Será suerte toparme contigo a mi regreso.


Sin más que agregar, se despide tu seguro amigo,


[Ilegible]

Al vuelo

Por: Perro

En algún lugar sobre el Pacífico, se observa un atardecer como no hay igual. Una luna llena brilla plena sobre la ahora ventana de mi habitación.

Kilómetros y horas separan nuestras existencias; sin embargo, aún te siento cerca. Tu beso cálido, dulce, preciso, permea mi recuerdo mientras guardo en mi mente la transición al cielo nocturno.

La imagen de tu mirada clavada en mis ojos, tu cintura en mis manos, la forma en cómo tu cabeza reposa en mi hombro, tu respiración por la noche, la vista de tus caderas y el pelo suelto que baña tu espalda, tus manos, tu voz al saludo y que pronuncies mi nombre, el olor de tu cuello que inunda la habitación al amanecer, el aroma a batalla que conservo hasta el momento de la ducha, la caricia que reconforta, tu boca cerca de mi cuello, mis labios que buscan tu oreja, la pasión que encierran nuestros abrazos.

Hoy es así. Esta noche me extrañas, esta madrugada despertaré con tu imagen en mis sueños y tu nombre atrapado en mi garganta. Ahora hace frío por no estar a tu lado. En estos momentos soñamos con futuros y proyectos y vidas y recuerdos.

Sabemos que el camino que se abre a nuestros ojos no es ni fácil ni en todos los casos, eterno. Que una relación real y tangible, de ésas que trascienden al momento efímero y a la casualidad de las circunstancias no se basa en lo meramente fisiológico como tampoco en lo esencialmente utópico.

Implica al menos ser cómplice, poseer un sentido tácito de pasión por la felicidad del otro, entendimiento de que el mejor plan es la espontaneidad y que el régimen de mayor éxito es la libertad. Castigar el sentimiento de egoísmo y posesión cobre el otro, atender a los espacios y los tiempos que se comparten y que se viven por separado, suele ser clave para el desarrollo de quien participa en una relación así.

Y la plena conciencia de que en todo momento está la posibilidad de que un tercero más afín aparezca en escena.

La apuesta es arriesgada. De todas formas, al final de todo, la vida se pierde.

Qué mejor fortuna que compartir una parte a tu lado, sin guerras entre nosotros que no sean las libradas en un campo de sábanas. Qué gusto encontrar que el refugio a las luchas diarias está en tus brazos, en tus labios y en tu cabello que me produce cosquillas en la cara al dormir.

Que dure el trayecto lo que tenga que durar. Que al final del mismo, sea una playa o un abismo, nos demos la mano, convencidos de que “para siempre” también tiene un final, y que éste fue ortotanásico y no un cierre banal.

Pero la condena del futuro no merme la intensidad del estado actual. Mientras siga amando tus defectos no habrá necesidad de añorarlos. Mientras conciliemos el momento utópico juntos con la apabullante realidad que nos obliga (invita) a separarnos, pelear por minutos a tu lado seguirá siendo un placer. Estaremos juntos tanto tiempo como el gusto de estar juntos sea más intenso que la necesidad de estar juntos. Estaremos juntos mientras las coincidencias y las diferencias que nos unen mantengan un balance que permita dialogar son aburrirnos y sin hostigarnos.

Esta noche te propongo algo más profundo que un noviazgo, más significativo que un matrimonio, más fuerte que una firma y más valioso que nuestras vidas por separado. Esta noche te propongo que antes que nada, seamos amigos, por la confianza sin testigos. Que seamos equipo, porque siempre jugar solo es desventaja en un mundo tan peligrosamente gregario. Que seamos cómplices, pues táctica perfecta resulta la emboscada planeada desde un punto de vista alterno que el enemigo no vislumbró y que tú no sólo viste, sino me compartiste para una victoria aliada.

Relatos de un cerebro desmielinizado. Vol. 01.

Por: Perro


Corría la lejana tarde. Un calor de ésos que ese torna insoportable sin una cerveza. Aún un poco dañado por lo sucedido anoche, veo la polvareda que se esfuma a lo lejos en los pulmones de los transeúntes y pienso en ti. Doce horas antes te oía, te sentía, vivía.

Un cigarro se escurre hacia mis dedos y lo enciendo lentamente mientras trato de olvidar los detalles y continuar con lo pactado. Se aviva el fuego en el tabaco con cada inhalación como mi pulso cuando recuerdo tus besos.


A pesar de tu camino (y a veces pienso que a pesar tuyo) sigues sabiendo un poco a inocencia. Esa delicada lentitud en los momentos que suceden al contacto con tus labios sabor a cerveza y a pecado me tortura porque la adicción no conoce la saciedad; sobra decir con que ésta no se calma con probar para matar la curiosidad, sino que es la segunda quien, si se ve satisfecha, no s recluye a una vida de búsqueda de nuevos y cada vez menos efímeros contactos con el origen de su origen.


No te culpo. No era tu elección ser mi pasión. Y lo lamento. Ojalá no fuera yo tan desagradable. Tu fortuna es no tener que vivir de nuevo ese día. Mi desconsuelo es el mismo. Tómalo como una buena acción sobre un viejo borracho que no lo valía, pero que lo aprecia.


Gracias por dejarme ser un sucio error en tu camino.


Eu gosto de vocé. Muito.

Thursday, June 17, 2010

La Frontera de la Gramática

Por: Perro

Son algunos momentos suficientemente sublimes como para pretender transmitirlos con palabras, sin embargo, hay ocasiones que ameritan el intento.

¿Algunos?


El recuerdo de tu risa sincera, libre, a la sazón de una tarde plagada de la magia de lo sencillo.

El calor de tu cuerpo que invade mis sentidos y tu aroma que permea por toda la habitación al amanecer.

Tu espalda y tu silueta, el olor de tu piel desnuda, al anochecer, al amanecer, tus pies que contrastan con el piso y la ropa diseminada cuidadosamente por el azar.

Un abrazo capaz de vencer el frío ambiental y cercarnos aparte, en un mundo muy aparte.

La caricia que rompe con la tarde cotidiana, el toque que supera la magia del lugar extraordinario.

La llamada que asfixia al tedio de las pequeñas luchas que se libran en lo corriente del pasar de los días cuando no estoy contigo.

Tu mirada, que corresponde a la mía, a mi inquietud, a tu duda, que reta a la sociedad en la que vivimos con la fuerza de tu sentir. Y del mío. Es el reflejo de mi ser en tus ojos.



Las intenciones diáfanas en tus besos homogéneamente repartidos no dejan lugar a dudas respecto a lo que siento yo por ti, y tu por mí.

Las lágrimas que escapan a razón de las situaciones, las canciones, los poemas, los instantes, los mensajes, los textos, los abrazos y las locuras; esas lágrimas que denotan la ausencia de palabras, el exceso de sentimientos, lo superfluo del lenguaje cuando se intenta no ser redundante y lo limitada que tenemos la imaginación cuando tratamos de hacer sentir a la fracción real de nuestros sueños un fragmento de la piel erizada, de la excitación, del placer, del gusto, del amor, del cariño, de la confianza que sentimos a su lado.

Tu aliento que murmura en mi oído las palabras que soñaba mientras veía tu rostro en imágenes lejanas, las palabras que cambian el horizonte, las palabras que cruzan fronteras: TE QUIERO.

Sunday, June 06, 2010

El idioma universal I

Por: Perro


-I: Desamparo, ver. 1.0.0-


Caminas en una tarde oscura. Tres días sin comer. Sin crédito en el celular. Cinco pesos en la bolsa. Empapado por la sorpresiva lluvia de mayo en abril. Se mojó tu pasaporte, única identificación que poseías. La mochila rota. Los tenis rotos. Asoma tu dedo al frío exterior a través de tu calcetín roto. Gastritis y la molestia de la rodilla. El agua a los tobillos… el golpe de frente en el dedo expuesto con el pedazo de tubo de metal en el cual no reparaste por caminar aprisa para llegar pronto a casa, donde nadie te espera. Se fue la luz. Olvidaste cerrar la ventana: tu cama, empapada. El librero, empapado. La ropa sucia. Sin comida en el refrigerador. No hay alcohol en tu alacena. Has dormido dos horas a causa de un compromiso que se canceló. Se acabó el gas. Te das cuenta que has perdido la cartera porque no cerraste la mochila. Azotas la mochila y pega con el cargador del celular… ahora se ve inservible. Un libro cae del librero, el peso del agua hace que ceda a la gravedad: ahora las letras de Baudelaire nadan en el charco que se extiende metro y medio desde la ventana. El dolor de cabeza se torna brusco e insoportable. Suben de tono las cosas con la fiebre y el escurrimiento nasal.


-II: Éxtasis, ver.1.0.0-

Afuera llueve, El viento apenas tiene fuerza para desviar las gotas de agua hacia la ventana. No importa. El húmedo frío se cuela por entre la puerta y la ventana mal cerrada. No afecta. La poca luz que deja pasar el nublado cielo esa tarde se extingue mientras las velas apenas iluminan la habitación. Tu olor llena la habitación. Sólo se alcanza a distinguir apenas el ruido del agua cayendo cuando desaceleras la respiración. Tu ropa yace por el piso de la habitación mezclada con la mía. Siento el sudor en mis manos y en tu piel, cálido, indistinguible el uno del otro. Disfruto tu tersa piel deslizarse bajo mis palmas y tu cuerpo moverse al compás del deseo. Me besas, me muerdes, mientras todo adquiere un nuevo tono. Puedo atreverme a decir, por tus besos, que me quieres, que esta tarde morará por siempre en nuestras mentes. Puedo aventurarme a pensar que el abrazo en el que nos fundimos, que el calor que intercambiamos, que tu olor a perfume, lápiz labial, shampoo, sudor y saliva que se mezcla con mi menos agraciado aroma, son indicativos de pasión entre nosotros.

Hay al alcance de la mano un líquido fresco que disipa con su ingestión un poco del calor y devuelve la noción del clima exterior. Agitada aún, te alcanzas a acomodar de manera tal que mi cuerpo cubre la totalidad de tu extensión, de espaldas a mí. Agarras mi mano y la colocas sobre tu muslo, me obligas involuntariamente a la caricia. Te tomo de la cara y te beso. Es tu respuesta la más dulce y más agradable que podría haber esperado jamás. Tapo nuestros cuerpos con una sábana que escapó de la batalla recién librada y su textura ligera y suave pronto conforta nuestro cansancio e invita al sueño. La tarde se extingue mientras reposamos uno junto al otro, con el calor (físico, emocional) suficiente para que ese anochecer no perturbe el momento. 

Llueve profusamente.

Farmacopea de la Perdición. BESO. PRODUCTO PSICOA(DI)CTIVO.

Por: Perro

Contiene no menos de tres segundos de fugaz y pasajera sensación de cercanía.



Cada beso contiene:
Picardía 1 dosis
Lisozima al menos 200,0 mg

Ternura c.b.p. hacer sufrir a la contraparte analítica ante la privación del mismo


Descripción: Efímero contacto tibio, de sabor variable entre dulce y amargo en función de la etapa en que se vive, agradable al tacto y de olor característico.
El producto preparado con esmero contiene no menos de la cantidad de sensualidad necesaria para despertar excitación (tanto en el analizador como en quien proporciona el beso).


SUSTANCIAS DE REFERENCIA: Ésos labios que no permiten el olvido, ésos que el pasar de los años no los arruinan sino que los hacen más deseables, ésos que la distancia y el tiempo hacen más irresistibles…


ENSAYOS DE IDENTIDAD


A. MGA 2002. Análisis de conducta
Preparación de la muestra: Se toma al analizador por la cintura, por la cadera, por la espalda o por donde se deje. Puede ser o no necesaria la experiencia en el manejo del mismo.
Procedimiento: Con la mirada clavada en los ojos, o no, suavemente se coloca la boca sobre sus labios y el roce y el calor de ambos cuerpos indicará la forma de proceder (MGA 0001 o MGA 0003). Si el contacto con las extremidades corporales es lento y delicado, se procede al método 0001. Caso contrario, se deberá seguir con el MGA 0003 y cualquier variante descrita posteriormente en otro documento.


B. MGA 0001. Beso suave
Procedimiento: Aunque no existe un único y absoluto método normalizado, las especificaciones que hacen que el producto caiga en esta clasificación exigen que se cumplan al menos algunas acciones básicas: i) las caricias son superficiales más no superfluas, e incluyen algunas incursiones coquetas debajo de la ropa; ii) los besos son pequeños en duración entre uno y otro, con contactos suaves y repetitivos; iii) la respiración es profunda pero pausada, se disfruta del olor del otro individuo; iv) los abrazos son suaves y por lo general no se pierden hasta concluida la operación analítica. En ocasiones, si las situaciones son propicias, el método de análisis 0001 puede virar al 0003.


C. MGA 0003. Beso apasionado
Cuando las condiciones son adecuadas, el MGA 0001 puede desembocar en el MGA 0003 cuyo procedimiento se describe a continuación.
Procedimiento: Si bien no existe un método analítico único, existen ciertas consideraciones especiales que no se deben dejar pasar durante esta operación: i) las caricias son fuertes, arraigadas a la piel o la ropa, dejan marcas y arrastran el sudor por todos lados donde atraviesan; ii) los besos son largos en duración y los contactos son profundos, involucran otras partes de la cavidad bucal adicional a los labios (lengua, dientes) y buscan abarcar grandes extensiones de dicha porción anatómica en cada movimiento; iii) la respiración es profunda, fuerte, agitada, y se puede sentir más que nada el sabor de la persona besada; iv) los abrazos se confunden con apretones de las manos en regiones anatómicas extensas y generalmente bien localizadas. Por lo general se acompañan de movimientos corporales que estimulan o simulan el acto coital y que por la misma razón puede llevar a culminar en el mismo o en actos similares.

VALORACIÓN. MGA 0004. Inspección visual. Si el análisis concluye con la finalización del beso, el método recomendado es la inspección visual de la contraparte analítica. Una de las acciones recomendadas es el contacto visual; si el análisis fue adecuado, al momento de contactar visualmente a la contraparte se podrá constatar el éxito con una sonrisa, un abrazo, una caricia o el paso directo al MGA. 0003. Caso contrario, puede presentarse alejamiento, cara de desaprobación, bofetada o algún otro procedimiento que indique no conformidad.

La muerte de un segundo

Por: Perro


En pequeños instantes de abstracción, te pienso.


Repaso tus ojos, tus caricias, tus besos. Me pierdo en el recuerdo apenas entre las miles de personas que me rodean. Solo.


Te pienso. Trato de no sentir ese temblor que sale obligado por la razón de tu memoria. Momentos. Pedazos de tiempo que me robas al no estar conmigo.


Te pienso. Veo tu andar en el vaivén de las olas, en el paso de las nubes. Tengo necesidad de olerte, de que me toques, de mirarte, de que te quedes.

Te pienso. Tú y tus errores, tus preciosos errores. Tú, perfecta por ser humana, simple, sencilla, bella cuanto natural.


Te pienso. Te pienso en el pasado, te siento en el presente, te extraño en el futuro.


Te pienso. Te pienso estando lejos. Te pienso en un momento a años de distancia. Y de tiempo.


Te pienso con ansias y te pienso con miedo. Te pienso con cariño, te pienso sin tedio. Te pienso con pasión. Te pienso en silencio.


Te pienso. ¿Qué pienso? No es una particularidad, pues es la suma de las partes siempre menor que el todo. Pienso, sin embargo, detalles que fragmentan tu ser. Partes de ti, tangibles y veraces, preciosas, fugaces.


Te pienso. Y por dentro pregunto: ¿En qué momento te saliste de mis manos y te metiste en mi cabeza? Te pregunto: ¿Es el lugar en que quieres morar? De toda manera, es sólo la mitad de la respuesta apenas tu voluntad. Te pienso. Y eso, no lo puedes controlar.


Nada está mal. Sólo está ahí.

Monday, May 03, 2010

Nostalgias Futuras

Por: Perro

Te conocí en un tiempo de inocencia cuando la presión adecuada era todo lo que necesitábamos para ser y estar. Te recuerdo en pasillos estudiantiles cuando las vidas eran un poco más perfectas, las palabras un poco menos superfluas, el futuro un poco más distante y el pasado un poco más pequeño. Mis refugios a la tormenta eran la música y el alcohol. Tus pies caminaban livianos por sobre el pasto húmedo, dejando rastros de tus pisadas en el lodo recién formado.

La responsabilidad máxima era mínima y los compromisos eran sólo con nosotros mismos. Correr era por gusto, internet era por necesidad. El dinero se iba en viajes, crepas, chelas, pasajes, libros y taxis para llegar a tiempo. La gastronomía selecta incluía sopes, tlacoyos y sus variantes, tacos de todas formas, tamaños y sabores, entremeses de aves, peces, reses y puercos a veces. Lo más extraño era inexplicable, lo más ilegal era risible y lo menos ético era superable. La universidad era el alfa y el omega de tus días, todos estaban ahí, esperando, contemplando, señalando… apestaba a camaradería en cada rincón de sus pasillos. Vienen a mi memoria tardes bebiendo cualquier cosa compartiendo momentos.

Los chismes separaban y unían a la gente. También el clericot. Y los pulques. Y la cerveza. Nos analizábamos y nos preguntábamos qué terminaríamos siendo cuando la lenta metamorfosis concluyera. Nos prometimos, nos fallamos, nos reconciliamos. Las cuatro de la mañana era aún hora prudente. Un proyecto cambiaría el futuro y en ese momento era sólo algo más que hacíamos juntos. Las distancias grandes separaban metas, no personas y menos a nosotros. Tenis, jeans, playeras, chamarras. Café. La distracción era causa de fotografía. Personas y eventos que parecían inalcanzables.


A la distancia, el recuerdo…

¿Qué fue de ese ente con el que soñábamos difusamente querer ser?

Hoy, el mundo es muy diferente. La dilución de la inocencia ha dado paso a la sensatez y la cautela. Hoy nuestras vidas se han hecho de nuevas situaciones que nos han hecho un poco más lejanos de la perfección, más insípidos, más cercanos al fin del futuro y el pasado cada día pesa más. Ya no hay refugios y la tormenta no aminora. Las pisadas en el lodo han quedado perpetradas en mi recuerdo.

La mínima responsabilidad es ahora máxima, somos responsables de nuestro destino y dependemos de nosotros mismos para subsistir, y los compromisos involucran a más personas. Correr es una necesidad, internet se ha vuelto un vicio. El dinero se va en comida, renta, pagos y taxis para llegar a tiempo. La gastronomía incluye café de mala calidad, comida para llevar, manjares de cadenas de tiendas, comida rápida, cafetería de hospital. Lo más extraño se ha vuelto cotidiano, lo más ilegal te quita la vida y la ética, contemplativa. Ya no hay alfas ni omegas, los pasillos llenos de gente e historias pero vacíos de compañeros de batalla… ahora hay rivalidades laborales y el delicado perfume de la envidia se apresta a señalar errores y mitigar aciertos. Vienen a mi memoria guerras que se juegan de noche, oscuras, hirvientes… entregar resultados de madrugada.

Los chismes separan y confrontan a la gente. También los problemas. Y los traumas. Y la rivalidad. Analizamos a los otros y su comportamiento en todo momento. Prometemos, fallamos y nos fallan, nos etiquetamos. Las cuatro de la mañana significa sueño y cansancio. Cada proyecto puede cambiar el futuro para bien o para mal. Las distancias grandes separan personas y alejan nuestros sueños cada vez más de nuestras realidades. Tacones, faldas, corbatas, carteras. Café. La distracción es causa de persecución. Fechas y cifras que parecen inalcanzables.