Sunday, February 07, 2010

La habitación más fría del mundo (Dulce adicción)


Por: Perro

A kilómetros de nuestro comienzo, que no es un espacio-tiempo conocido, me recuesto en la cama más escueta que recuerdo en muchas noches. Las frías sábanas se amoldan a mi tosco cuerpo mientras una duda encuentra cabida en mi mente. ¿Piensas tú en mí, acaso?

Evoco tu mirada a la luz de una vela, invoco tu sonrisa mágica y tus historias vívidas. Realizo una cuidadosa disección de los pretéritos momentos que pálidos se desvanecen conforme el gélido clima se abraza a mí. Imágenes de tu perfecta belleza, la voz manantialosa de tu garganta, el fresco aroma de tu aliento, las ganas de tomar tus manos entre las mías y provocar en ti una fracción de lo que me hace sentir tu presencia.

Cuando se duerme en muchos lugares se tiene la fortuna de conocer muchos escenarios donde el arma más peligrosa que tenemos, la imaginación, lucha contra lo rutinario, contra el azar, contra tu ausencia y mi soledad. Al final, vence la oscuridad.

El reloj marca el inicio de la etapa final de la noche, y yo escribo sin saber si me lees. Aturdido por la escasa música que se mezcla en el perfecto ademan de la soledad, regreso a mi realidad tras los efímeros viajes a todas las posibilidades favorables: no estoy contigo.

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