Tuesday, April 28, 2009

Crónica de una epidemia anunciada


Por: Perro

Es por demás conocido que carecemos de muchas cosas. Carecemos de un sistema eficiente de asistencia médica y políticas de salud acordes a nuestras necesidades. No tenemos un gobierno federal que se preocupe por preservar la integridad de la nación, de sus habitantes, de su cultura ni de su estado de salud. Pero el pueblo no se queda detrás: no exige, no se informa, permite que pisen sus derechos o los cambia por despensas, por alimento, y claro, no se critica esto porque por desgracia antes que la conciencia está el hambre. Prostituyen al indígena en las poblaciones para darle el nombre de folklor, “folklor latino”, para atraer más turistas e inflar los bolsillos de los administradores de hoteles e infraestructura turística irresponsable.

Hoy, la reflexión va en torno a lo que ha llevado a la epidemia de influenza que vivimos en el país, y no es precisamente el virus, ni la gente, sino el mal gobierno, el principal responsable de que se desarrolle el problema como hasta ahora. En la mañana, en un discurso del presidente de los EEUU, se señaló la importancia que tiene la ciencia hoy en día para hacer frente a este tipo de contingencias. Tienen un programa de vigilancia epidemiológica permanente y una capacidad científica notable de manera tal que cualquier situación de alarma epidemiológica que pueda generarse; poseen una comunicación industria farmacéutica-instituciones de salud-gobierno para asegurar suficiencia real ante una emergencia sanitaria. EEUU dice tener 11 millones de dosis en reserva, y la capacidad para aislar, identificar y combatir al agente viral gracias a su cuerpo científico.

¿Cómo responde México a situaciones de esta magnitud?

Primero, hay que declarar cuál es la situación de México:

a) No tenemos suficiente personal competente, o equipo suficiente, o reactivos adecuados, o instalaciones seguras, para analizar oportunamente al virus, o a una bacteria, o paciente, o lo que sea. Es en teoría, obligación del recientemente creado –por decreto presidencial del imbécil Vicente Fox- Instituto Nacional de Medicina Genómica, instancia del gobierno que cuenta con los recursos materiales más no académicos para llevarlo a cabo, realizar la detección y clasificación del virus que en estos momentos protagoniza la epidemia que, al momento de escribir esto, se encuentra en fase 4 de acuerdo con la OMS –trasmisión comprobada de persona a persona-. Al 27 de abril del 2009, dicha dependencia, que el año pasado afirmara contar con el “Genoma del Mexicano” –situación por demás risible-, no ha dado la cara ni ha hecho presencia en los actos públicos donde podría haber justificado, tan siquiera un poco, la enorme cantidad de dinero invertida en su creación que no ha rendido ningún fruto, ni ha generado datos de interés, ni ha contribuido –como es deber de un Instituto Nacional de Salud- en la mejora a la atención del paciente mexicano, siendo que cuenta con la infraestructura y equipo y reactivos para llevar a cabo el seguimiento epidemiológico. Lo que no tiene es el personal capacitado académicamente, dado que la técnica la poseen, pero carecen de total capacidad interpretativa sobre los resultados que pudieran emitirse, al grado que se prefiere que sea Craig Venter –quien secuenciara el genoma humano por una técnica más rápida que la del Consorcio del Genoma Humano de los fondos públicos estadounidenses y británicos- quien se haga cargo de tal empresa.

b) Por decreto del ejecutivo, en documento publicado el 5 de agosto de 2008 en el Diario Oficial de la Federación, el “presidente” –título robado en el 2006 con ayuda del IFE- de los Estados Unidos Mexicanos (¡qué triste nombre!), respaldado por la COFEPRIS (supuestamente la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) expide el Decreto que reforma los artículos 168 y 170 del Reglamento de Insumos para la Salud donde se elimina el requisito de planta para la industria farmacéutica, lo cual deriva en que las empresas transnacionales no requieren de una planta en territorio nacional para la fabricación de los insumos de salud, lo que trae como consecuencia “mayor competencia y menores precios”, pero no genera más empleos, ni promueve la calidad, al requerirse únicamente un representante legal en el país para importar el medicamento. Esto quiere decir que no es necesario ajustarse a los requisitos establecidos por la Farmacopea de los Estados Unidos Mexicanos para poderse comerciar en territorio nacional, con las implicaciones en torno a calidad que esto pueda conllevar.

c) Ahora bien, la población cuenta con escasos o nulos conocimientos en torno a la eficiencia de las barreras de contención que se reparten, los famosos “cubrebocas”, que son un pedazo de tela ligera cuya apertura de poro es tal que no es capaz de retener partículas virales, y además, ante la poca cantidad de los mismos, los reutilizan en varias ocasiones, lo cual no solo disminuye la de por sí escasa efectividad del mismo, sino que puede volverse un concentrador de partículas virales retenidas (si es que acaso hay algunas) que al no disponerse de manera adecuada probablemente generen un foco de infección más. Un placebo colectivo, Cristian FM dixit.


d) Hablando de la población, se debe recalcar que se trata, por lo general, de un cúmulo de gente que o bien es inmadura, mal informada, engañada, ignorante –por elección o por necesidad-, inconsciente, estúpida, pobre, desidiosa, conformista, imprudente, valemadrista o combinaciones de todas las anteriores. Encima de ello, su principal preocupación se escinde en dos grandes apartados: la real, por necesidades tangibles como la falta de alimento, dinero, trabajo, salud, etc.; y la creada, la avidez por el fútbol, por las telenovelas, por los noticieros de quinta conducidos por actores, títeres del gobierno y de la industria de las industrias, que engañan a la población con lujosos escritorios, monitores y parafernalia que ambienta el set de manera tal que el televidente cree que en verdad hay un trabajo periodístico detrás del traje, los enlaces y las imágenes. Una sociedad de corte consumista que lo único en que piensa es en la construcción de puentes –días de asueto que por su cercanía con fines de semana pretenden incorporar a la inactividad días aledaños-, en la llegada de las vacaciones, en las diversiones efímeras y estériles a las que la industria del entretenimiento les tiene acostumbrados. No presentan críticas ni cuestionan las decisiones del gobierno porque no tienen acceso a la información, ni el vocabulario necesario para entender la misma, ni les interesa en lo absoluto adquirirlo.

e) El sector más extremo de la “izquierda” política asume la información proveniente de los ya desacreditados informantes del gobierno como cortinas para disimular nuevos golpes del yunque, lo cual nada más genera confusión y desconcierto en la población, por lo tanto, desconfianza y por ende, menos adherencia a cualquier intento de promover la prudencia en la población, así como menos credibilidad a la información generada por dichas celdas anti-gobierno, anti-sociedad, anti-organización, anti-reglas, anti-todo, con carencia de auténtica crítica.

f) Tradicionalmente, la ciencia en México ha sido severamente castigada, con menos del 1% del presupuesto anual destinado a dicho rubro, cuando se otorga el 60% del mismo a mantener al ejército, en un país declaradamente anti-belicoso, con carencias de equipo, adiestramiento, líderes auténticos… dicho poder militar sólo sirve para aplacar a punta de arma de fuego a vendedores de flores en Atenco en reminiscencia de aquel 2 de octubre de 1968, para disimular una lucha contra el crimen organizado que en realidad es la introducción del Cártel del Gobierno del Cambio a la competencia por la supremacía en la distribución de estupefacientes ilegales en el país, y claro, para reprimir las inexistentes exigencias públicas de un pueblo que se ha cansado… ¿de qué?... ¡ Quién sabe! Pero debe estarlo, pues nunca asiste a ningún lado a apoyar ninguna causa, y si lo hace, como en el caso del 2006, se queda en el ya merito, tan famoso y característico de nuestro linaje. Retomando la línea del inciso, es el científico un individuo que ha renunciado al bienestar económico por el interés en desarrollar un campo que abre la puerta a la tecnología, y por tanto, a la producción y a la autosuficiencia. Campo que, como en el caso de aquél que se siembra, está seco, infértil, desatendido e improductivo, gracias a las decisiones cargadas de intereses ocultos y nada benéficos para la población.

g) En el Seminario Internacional de Influenza del año pasado (2008), no asistieron los actores que hoy pretenden combatir el avance de la epidemia. En éste se habló acerca de la posibilidad que en los próximos dos o tres años se llevara a cabo una pandemia provocada por un virus de la familia de la influenza y algunas acciones que deberían haberse tomado en consideración en aquel momento para contener más adecuadamente el brote epidémico. Existe un artículo sobre un modelo epidémico en la Ciudad de México basado en una simulación estadística que nadie ha citado ni comentado, y que bajo los supuestos matemáticos que corresponden a la situación actual, estima afección a 17 millones de mexicanos.

Ante este panorama, queda claro que poco se puede hacer: el Jefe de Gobierno anuncia suspensión de clases a todos los niveles y la población se vuelca a las calles, por 10 días de vacaciones. Les suspenden las actividades y se embrutecen en la televisión. Les dicen que usen cubrebocas que no sirven al 100% y reduzcan sus salidas, y menos del 10% hace caso a las recomendaciones, otros no saben si hacer caso y otros simplemente les vale madres su salud o la de los demás… ¿qué puede tener de interesante conservar la vida en un país donde la sobrevivencia es la regla?
Quienes emplean el cubrebocas son los asaltantes, desgraciados vividores hijos de puta, que aprovechan el anonimato que les brinda la pseudomáscara para hacer su agosto. Otros ladrones, vestidos de traje y corbata, se amparan en patentes y burocracia para hacer rendir sus inversiones en el sector salud. Unos más buscarán llegar al poder para servirse del pueblo y robar a una escala desmesurada mediante la estrategia de usar este estado de alerta sanitaria para obtener votos, o comprarlos, o promocionarse como “benefactores” al repartir el mencionado placebo colectivo entre la población.

El resultado es poco más que previsible: es alarmante. Un gobierno federal desarticulado, con poca credibilidad, que contradice a su Secretario de Salud, que contradice a la Organización Mundial de la Salud, que indica que la contingencia es de fase 4 cuando aquí las medidas son vacacionar y echar la hueva, total qué importa que cierren museos y teatros, si la gente por lo regular no asiste a ellos. El gobierno del DF intenta contener una epidemia cuyo agente menos letal es un virus que no se sabe de dónde salió, ni se sabe dónde terminará. Una epidemia que amenaza con gangrenar a la sociedad más desfavorecida, con seguir infectando millones de cerebros, con matar las relaciones con nuestros hermanos latinoamericanos esperanzados en un Tratado de Libre Comercio que ni es tratado por la unidireccionalidad de sus preceptos, que no es libre por la aplicación de aranceles al producto nacional, ni es comercio porque en esta práctica ambas partes obtienen un beneficio, cosa que no se da entre nuestro vecino del norte y nosotros: hay desigualdad, hay alevosía en sus acciones, hay ineptitud y falta de carácter para negociar en pos del bien de la sociedad productora de nuestro país.

Ésta es la epidemia que se venía anunciando desde años atrás, y que hoy sólo muestra un pequeño porcentaje de la capacidad real de destrucción que puede acarrear… y no es culpa de ningún virus.

No comments: