Por: Perro
2 de octubre no
se olvida, ni se perdona. YoSoy#132. La CNTE y su ferviente lucha contra el
despojo educativo. La memoria de Atenco. La memoria de Acteal. La memoria del ’71.
Noroña alentando. Obrador convocando. Carmen Aristegui desenmascarando. Zócalo
menos lleno. El narco se une para
llevar ayuda a damnificados, ante la indiferencia e inoperancia del gobierno
en todos sus niveles. “Fuera peña”. No a
la reforma educativa. No a la reforma fiscal. No a la reforma energética. La
marcha como protesta pacífica. Las redes sociales para unir.
Entonces, ¿sí
se puede?
El conformismo.
Los clasistas, juniors, ladies, con sus tweets virales. El
grandísimo imbécil de Los Pinos. televisa. laura bozzo. loret de mola. lópez dóriga.
El teletón y su recientemente galardonado al Mérito Cívico, el parásito
landeros, por llevar la batuta en la explotación del niño desfavorecido para limpiar las declaraciones de impuestos de
televisa. La selección. La federación mexicana de futbol. El desinterés común.
La apenas tolerable sobrevida. La reforma educativa. La reforma fiscal. La
reforma energética. Los acarreados. El narco
mata a miles. El ejército a más. Los infiltrados. Los molestos pequeñoburgueses
con sus molestas pequeñoburguesadas y exageración del yo en el eterno reclamo de: “si no me afecta, ¡que no me afecte!”. La
rosa de guadalupe. Permiso a monsanto para sembrar maíz transgénico en miles de
hectáreas. La marcha como medio de exacerbación del clasismo, el odio al proletariado por parte de la clase media. Las redes sociales para
externar el repudio. A muy poca gente le importa todo esto.
Entonces, ¿no
se puede?
En un panorama
de desesperanza, los pequeños obstáculos parecen infranqueables. El que redacta
no tiene idea de cómo parar la bola de pensamientos que acaban con toda fuerza
para tratar de salir a flote. Se frena Cabo Pulmo, se pierde el Nevado de
Toluca y la mayoría del territorio wixárika. No al IVA en alimentos y
medicamentos, lo imponen en el resto de consumibles denominándolos lujos. Vaya. En un país alguna vez
considerado aspirante a primermundista, hoy es un lujo acompañarse en la vida
con un amigo o familiar de otra especie. Se mantiene (o al menos esa apariencia
se tenía) el bastión de la izquierda en el centro del país, y le abre las
puertas y ventanas, y más de una plaza, al gobierno federal. Los estudiantes se
levantan en apoyo a los maestros, y son estudiantes quienes condenan el
levantamiento. El gobierno no sólo no responde a las acusaciones, sino que
afirma que todo ha sido en buena voluntad y estricto apego a los derechos
humanos. Sacan de prisión al hermano del ex presidente priísta carlos salinas
de gortari, por falta de pruebas, en un régimen priísta. Sale una secuestradora
francesa (florence cassez) por “un par de reformas”. Alberto Patishtán,
profesor tzotzil, permanece encerrado acusado de matar a siete policías. Narcotraficantes
trasladados sin esposar por “respeto a sus derechos fundamentales”. Estudiante
y maestro y quien se atraviese es golpeado con saña, hasta brotar sangre,
porque son delincuentes. El pueblo sigue aplaudiendo. Grotesco. Deleznable.
Reprobable. Y los autores “intelectuales” de todo esto, empotrados en lo más
alto de sus consorcios televisivos, allá, en sus helicópteros, en sus yates, en
sus balcones presidenciales, encaramados por la propia masa que día a día,
conscientemente o no, matan y estrujan y mutilan un poquito más.
Nueve gasolinazos en el año, y el pueblo no
grita. Miles de detenidos impunemente, y sólo agradecen que limpien las calles. Para poder llegar bien
puntuales a sus cafés y sus cines y sus oficinas y sus departamentos y sus
pequeños destinos, que nada de suyos tienen. Pero la ilusión de la elección
ficticia, mantenida durante años y años de neoliberalismo, consumismo y
capitalismo delicadamente acomodados los han hecho exacto reflejo de ello:
delicadamente acomodados en su burbuja. Sólo sirven para dar coraje.
Minimentales exaltando las acciones de televisa, de tv azteca, del cardenal
norberto, del periódico reforma, de radio fórmula, de milenio. Se sienten
críticos, agasajados por sus empleados y sirvientes, sobrados de “comodidades”,
twiteando dónde hay alcoholímetros,
para ir de bar en bar, de depa en depa, con sus teléfonos inteligentes con
más capacidad que sus propias cabezas.
Son perdonados
3600 millones de pesos a televisa, consorcio televisivo que produjo, aparte de
centenares de producciones mediocres que denigran al pobre, a la mujer y al
pueblo en general, la presidencia de “la república”. Resultado: 4000 millones
de pesos menos el año entrante para el rubro mal llamado “cultura”. O las
cuentas son molestamente, coincidentemente, desafortunadamente similares, o la
más obscena representación del costo del embrutecimiento colectivo se hace
patente sin que prácticamente nadie reclame al respecto. Es más, habrá quien lo
aplauda. Del mismo pueblo.
La brecha entre
riqueza y pobreza estalla en cada pantalla que sintonice los canales más
populares de la televisión mexicana, aderezada con intolerancia, homofobia,
machismo, explotación de la imagen de la mujer como objeto sexual, del pobre,
del indio, del niño, del individuo
con capacidades diferentes, todos ellos, condimentado con el intermitente lavado
de culpas a través del patrocinio de programas de exención fiscal con una secundaria
entrega de bienes a sus consumidores más acérrimos para mantener intacta la
voluntad de no apartarse de su programación, en la que la propaganda de consumo
radica en bebidas gaseosas, comida chatarra, insumos para la clase media
(engrane por excelencia para la maquinaria consumista) como automóviles,
llantas, viajes, y todo aquello susceptible de ser asociado a un status. Todo ello presentado como
folklor, confort, beneficio, esperanza, bondad, altruismo, seducción, valores,
moral. Y la gente lo compra. Y tal vez, sólo tal vez, es que estemos mal
quienes queremos cambiarlo por no entender que esa falsa felicidad es al final
felicidad para ellos. Que no todos buscamos un mundo mejor, o justo, o sabemos
lo que es mejor o justo. Que cuando todas las palabras se secan, y las críticas
marchitan, y las protestas callan, y las marchas se detienen, queda, ahí,
escondido en lo más profundo o superficial de los pensamientos, la sentencia
que mató al país por otros seis años: ¡Qué bueno que regresó el pri! Sí, ellos
roban, pero dejan robar…
Se nos quiere
convencer que la justicia, sea humana o divina, pondrá a cada quien en su
lugar. Y mientras a sufrir y a trabajar “como negro para vivir como blanco” (la
primera vez que escuché esta frase vino de un “doctor”…), porque ese es el otro
candado gracias a la reforma laboral: si tienes un empleo, consérvalo como tus
órganos, aunque te aplasten, porque hay 40 (millones) afuera esperando por tu
puesto con la mitad del sueldo (escuchado de otro “doctor”), y entonces si eso
implica ser un engrane más, un ladrillo más, un clavo más, no importa, pues
está justificado, porque hay que pagar la casa (la renta), el auto, la luz, el
agua, el gas, la gasolina, las colegiaturas o los apoyos, las mordidas, las
reuniones, el vestido, el regalo, la visita y todo eso que contribuye a que el
mundo siga siendo el mundo. Como lo conocemos. Y nada más.
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