Thursday, November 19, 2009

Así fue


Por: Perro


Ésa noche me probé a mí mismo que podía beber más de lo que pensaba, y que eso podía romper promesas. Otra noche puse en riesgo una vida aparte de la mía. De madrugada caminamos horas y horas por vacías avenidas. Cambiamos de sueños como cambiamos de escenarios. Un grito de alegría ahoga un momento de pésame. Sí, la felicidad de uno, el efímero momento a disfrutar, es el sepulcro de llantos ajenos.


Hay aciertos tardíos y errores permanentes, segundas vueltas y momentos finales. Está la magia, sí, del lugar que sólo se visita una vez, y la nostalgia de lo no vivido, pero también la adrenalina de lo prohibido y la relajación que provoca lo seguro.


Recuerdos, juramentos; momentos, remordimientos. ¿Estás consciente de tu papel en el desarrollo de tu vida? ¿Entiendes el azar? ¿Comprendes la voluntad? ¿Querer es poder? No hay destinos, no hay caminos trazados. No hay determinismos –bueno, sí, pero son muy pocos- y por tanto no hay excusas por adelantado –bueno, sí, pero son muy pocas-.


¿Qué pendientes dejas de lado cuando vives? ¿Qué responsabilidades cargas cuando sueñas? ¿Qué te pesa cuando vuelas? Pocas cosas son más tristes que un cadáver muerto, y una de ellas es un cadáver vivo. Tu vida es jazz con sabor a salsa para unos y a marcha fúnebre para otros. ¿Acaso importa?

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