Thursday, April 29, 2010

El investigador de imagotipos



Por: Perro

Se cuenta que alguna vez caminó entre nosotros un individuo con paciencia como espada y memoria como escudo. Fue una leyenda mientras las peticiones sucumbían ante la pericia suya de poner en sólido lo que abstracto un día fue. Era el investigador de imagotipos. Con una sola descripción, podía decir si el logo, escudo o imagen a utilizar tenía algún parecido con el diseño empleado por otro acaso.

Soberbias demostraciones de capacidad mostraba al rechazar imágenes una y otra vez, y daba cátedra perfecta ante la duda de los aventureros que a su consejo acudían antes de emprender la difícil tarea de elucidar el aspecto de un ícono futuro. Era capaz de encontrar cualquier diseño en su imagoteca, clasificándolos primero por forma aproximada, luego por tipo de diseño. Pero el genio humano es el único capaz de derrotar al genio humano, y a falta de diseños sencillos y básicos (una tijera, un can, un árbol acaso) se fueron complicando con imágenes complejas: atardeceres, animales fantásticos, actos…


El investigador de imagotipos fue cada vez tardando más y dudando más y sudando más ante las peticiones especializadas de los clientes. “¿Es que acaso ya tiene registrado un delfín que juegue ajedrez?” “¿Será posible me indique algo con una niña en un columpio?” “Bueno, y una adolescente?” “oohh… ya entiendo… ¿y qué tal que está irritada?”.


Proseguían y aunque tardaba, volvía con una respuesta, o una aproximación a la respuesta, o una mejor idea. Pero el investigador de imagotipos cada vez pasaba más tiempo en su imagoteca buscando y acomodando y categorizando cada nuevo logo, cada nueva idea… y ahora ya no bastaban las asociaciones anteriores, sino que había que subespecializarlas… animales… no, ya no: ahora en órdenes; máquinas… sí, pero, ¿de qué tipo?; verbos… ¿transitivos o intransitivos? Y… ¿qué animal lo efectúa? ¿se ayuda de una máquina?...


Y dejó de ver el mundo. Pero el mundo no se detuvo. Y entonces venían los poseedores de las dudas con ideas y cosas y objetos cada vez más lejanos y más personales y más mezclados: Una flor de la fruta de la pasión, un condón texturizado, el perfume de una tarde con llovizna pero soleada brevemente en un abril fresco… y cada vez costaba más que el referente de las ideas tuviera todas las ideas en su cabeza, y se volvía obtusa y brusca su mente.


El día que sucedería el final de sus días, antes que el agobio le llevara a la tumba, se cuenta que llegó una joven a preguntar por un diseño que le volcó el corazón. Suave y tímida, preguntó: -Señor Investigador de Imagotipos, ¿acaso hay alguien, que con afán de vender, ya haya usado al amor como imagen?-.

No comments: